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El Gran Escape de AWS: Cómo
recuperamos la soberanía de nuestro
SaaS y ahorramos un 75%

En el mundo del desarrollo moderno, parece que si no estás en la nube “Big Three”, no existes. Nos han vendido que AWS es el estándar por defecto, pero hay una verdad que pocos admiten en voz alta: AWS no es magia, es la computadora de alguien más… y te está cobrando por cada suspiro.
Esta es la crónica de cómo rescatamos un SaaS de transmisión de dinero de una arquitectura inflada de 150 USD mensuales para llevarlo a una infraestructura ágil, privada y optimizada de tan solo 37.5 USD.
El Villano: La “Sobre-Arquitectura”
Llegamos a un proyecto que, aunque pequeño y transaccional, estaba atrapado en una telaraña de servicios:

  • Buckets de S3 funcionando como servidores de Front-end (Overkill total).
  • Aurora PostgreSQL con redundancia que nunca pedimos.
  • S3 para almacenamiento de objetos acumulando costos hormiga.

¿El resultado? Una factura de 150 USD que no paraba de crecer. Para un proyecto que no es de alto flujo, esto no era escalabilidad, era un lastre financiero.
El Plan de Rescate: De la Nube a la Soberanía
Nuestra misión fue clara: Bajar todo. Migramos el código a un entorno local bajo nuestro control y lo resguardamos en un repositorio privado de GitHub. Empezó la reconstrucción.

1. Nginx: El Maestro de Orquesta
Adiós a los buckets estáticos de S3. Implementamos un servidor Nginx que ahora gestiona con maestría:

  • Rutas dinámicas para los proyectos en React.
  • Proxies inversos hacia las APIs de .NET corriendo en puertos locales.
  • Certificados SSL automáticos vía Certbot, blindando toda la comunicación.

2. La Base de Datos: Transparencia Total
Migramos Aurora a una instancia local de PostgreSQL. Al ser una base de datos pequeña, el cambio fue transparente y el rendimiento se disparó al eliminar la latencia de red externa.

3. El Momento “Eureka”: El Desafío del S3
Aquí es donde la mayoría se rinde. Necesitábamos almacenamiento de objetos, pero Minio ya no era opción por sus cambios de licencia. Fue ahí donde encontramos SeaweedFS.
El reto: El SDK de AWS para .NET está programado para buscar “la nube” por defecto. El momento de máxima tensión fue asegurar la compatibilidad total bajo presión de tiempo.
La solución: Logramos hacer un override del endpoint en el código de .NET. Engañamos al sistema para que hablara con SeaweedFS como si fuera S3, manteniendo el código agnóstico. Si mañana queremos volver a la nube, solo es cuestión de un switch en las variables de entorno.
Los Resultados: Más que solo dinero
No solo bajamos el costo de 150 USD a 37.5 USD estables. Ganamos en frentes que el dinero no puede comprar:

  • Rendimiento Superior: Menos saltos de red, menor latencia. Todo vuela.
  • Seguridad Reforzada: Implementamos un CORS ultra-restrictivo. Ahora las APIs solo aceptan peticiones del mismo dominio, eliminando vectores de ataque que antes estaban abiertos.
  • Visibilidad Total: Con el stack monitoreado en Grafana, sabemos exactamente qué pasa en nuestro servidor en tiempo real.

Lección aprendida: AWS es una herramienta increíble, pero hay que saber cuándo usarla. No permitas que la comodidad de la nube se convierta en una renta impagable para un proyecto que aún no lo necesita.

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